El rincón de las emociones en Educación Infantil
Este blog se ha creado con la intención de aportar recursos para trabajar las emociones en las aulas de Educación Infantil.
martes, 17 de mayo de 2016
Clase de yoga con "El monstruo de colores" Trabajamos emociones
Podéis practicar estas actividades en casa con vuestros hijos, en los colegios o en un centro si eres profesor/a de yoga y te apetece probarla. Yo la recomiendo para niños de 3 a 6 años.
¿Cómo podemos contar este cuento mientras practicamos yoga? Ahora lo veréis:
MATERIAL:
- El cuento "El monstruo de colores".
- Telas de diferentes colores.
- Globos de varios colores.
- Lápices de colores.
- Mandala.
- Música de relajación.
- Hilos de colores.
INTERIORIZACIÓN. LA RESPIRACIÓN.
Los niños hacen un círculo tumbados boca arriba y les empezamos a guiar su respiración. Les recordamos que cuando cogen aire su barriga se hincha y al soltarlo se deshincha. Que cada vez lo harán más despacio, y se irán sintiendo más tranquilos.
Luego, les ponemos uno de los pañuelos de colores en la cara, y les explicamos que tienen que sentir como se mueve el pañuelo cuando expulsan el aire por la boca.
Así se concentrarán en su respiración todavía más, y tomarán conciencia de su inhalación (toma de aire) y su exhalación (expulsar el aire), ya que se lo explicaremos.
CALENTAMIENTO. EL BAILE DE LOS COLORES.
Los niños tienen cada uno una tela de un color y cantamos y bailamos la canción de de I´m happy. Después de cantarla un rato les dejamos que se muevan libremente. Es importante que cuando les digamos libremente sea así de verdad, pueden saltar, correr, tirarse al suelo, lo que quieran, acompañados del pañuelo, y siempre y cuando no molesten o dañen a los demás compañeros.
Mientras se expresan libremente les podemos ir diciendo lo importante que son los colores, lo bonitos que se ven cuando están juntos, pero que cada uno tiene un significado que más tarde contaremos.
SESIÓN DE ASANAS.
- Saludo al sol.
- Saludo a la luna.
- Postura por colores: El niño según el color de la tela que tenga, tendrá que realizar la postura de algo que sea de ese color, un animal, un objeto... Cuando diga cambio soltarán su pañuelo y cogerán otro para hacer otra postura diferente. Podemos dejarles que hagan posturas que ya conocen o que se las inventen ellos mismos.
NOS ENREDAMOS CON LOS COLORES.
Antes de empezar a contar el cuento, una actividad divertida es enrollar a los niños con hilos de colores, que una vez acabado el cuento tendrán que quitar y clasificar según color y emoción en su tarro de cristal correspondiente. Es una buena idea porque a los niños les encanta, y como "no pueden moverse" (si no estropeamos la bonita obra de arte), aprenden a trabajar en equipo y están mucho más atentos al cuento. Eso sí, hay que estar pendiente de si a algún niño no se siente a gusto con ello, para no enredarlo a él. Yo ese día no lo hice por que no me dio tiempo a conseguir los hilos de todos los colores, pero lo tengo hecho varias veces y lo disfrutan mucho.
EL CUENTO. ACTIVIDADES.
- Leemos el cuento mientras explicamos algo sobre cada emoción, y hacemos preguntas como: ¿Quién se sintió triste alguna vez? ¿Vosotros como el monstruo también os enfadáis? ¿Qué os pasa cuándo estáis enfadados?
- Les leo 10 situaciones para que las relacionen con su emoción-color.
- Baile de colores: Les damos a un niño un globo de un color diferente y dependiendo de la emoción/color que yo les diga se moverán de una manera o de otra. Si aprendemos a expresar las emociones con el cuerpo las expresaremos mejor. También clasificarán los globos que tengan que ver con ese color/emoción. Todos ayudarán a ello.
Si dijo "rabia" todos mirarán donde están los globos rojos y los juntarán, para después hacer el movimiento de esa emoción con su cuerpo. Los movimientos son estes:
Rabia: Andamos pisando fuerte con cara de enfadados, gritando alto y pataleando.
Alegría: Saltamos muy alto, sonriendo y tatareando una canción que nos gusta.
Tristeza: Andamos muy despacio con la cabeza baja y a veces lloramos.
Miedo: Sentados con las piernas flexionadas abrazándolas, escondiéndonos.
Calma: Tumbados en el suelo sonriendo y muy tranquilos, respiramos despacio.
Nervios: Nos movemos muy rápido y hacemos que temblamos, nos cuesta estar quietos.
Amor: Paseamos mostrando cariño a los compañeros, abrazando y dando besos si queremos.
- Rincón emociones: Desde esta clase les presento uno de los nuevos rincones de las emociones a través de las telas. Si un día en clase llegan tristes pueden ponerse la tela azul a modo de capa para que los demás lo sepamos, o ponerse la amarilla para pasar de tristes a contentos. Les ayuda a gestionar sus emociones más fácilmente, y se dan cuenta que todos en algún momento pasamos por todas ellas.
RELAJACIÓN ARCOIRIS.
Tumbados en las colchonetas tapados con un pañuelo se imaginarán un lugar precioso lleno de colores. Mientras se concentran en su respiración sentirán como entra en ellos una preciosa luz con todos los colores. Como si en su interior naciera un arco-iris enorme y luminoso que va de dentro hacia fuera. Se visualizarán a ellos mismos en un lugar que les agrada y se fijan con detalle en los colores de todo lo que los rodea. Poco a poco les voy guiando la relajación para que se repitan afirmaciones positivos hacia ellos mismos como "Cada vez me siento más tranquilo", "Hoy me siento muy bien conmigo mismo" "Soy un niño sano y feliz", "El arco-iris que hoy siento me alegra y me da energía", etc. Mientras les voy acariciando uno a uno con una tela grande de la cabeza a los pies.
MANDALA.
Con los niños pequeños suelo finalizar la clase con un mandala o dibujo especial para colorear o inventar. Esta vez para que se llevaran el recuerdo creé un mandala con el monstruo de colores del cuento y les encantó. Pongo música de relajación o clásica y se les deja que coloreen libremente el mandala, sin intervenir si ellos no te lo piden.
ABRAZOS.
Y como no, acabamos la clase con amor. Nos despedimos con un montón de abrazos y besos que nos damos entre todos los que nos apetezcan. Nunca obligo a un niño a que de un abrazo a otro o a mí, sólo pregunto ¿Quién quiere un abrazo? Y normalmente todos se abalanzan sobre mí y otros compañeros. Pero siempre tiene que ser es algo voluntario.
¿Cómo podemos contar este cuento mientras practicamos yoga? Ahora lo veréis:
MATERIAL:
- El cuento "El monstruo de colores".
- Telas de diferentes colores.
- Globos de varios colores.
- Lápices de colores.
- Mandala.
- Música de relajación.
- Hilos de colores.
INTERIORIZACIÓN. LA RESPIRACIÓN.
Los niños hacen un círculo tumbados boca arriba y les empezamos a guiar su respiración. Les recordamos que cuando cogen aire su barriga se hincha y al soltarlo se deshincha. Que cada vez lo harán más despacio, y se irán sintiendo más tranquilos.
Luego, les ponemos uno de los pañuelos de colores en la cara, y les explicamos que tienen que sentir como se mueve el pañuelo cuando expulsan el aire por la boca.
Así se concentrarán en su respiración todavía más, y tomarán conciencia de su inhalación (toma de aire) y su exhalación (expulsar el aire), ya que se lo explicaremos.
Los niños tienen cada uno una tela de un color y cantamos y bailamos la canción de de I´m happy. Después de cantarla un rato les dejamos que se muevan libremente. Es importante que cuando les digamos libremente sea así de verdad, pueden saltar, correr, tirarse al suelo, lo que quieran, acompañados del pañuelo, y siempre y cuando no molesten o dañen a los demás compañeros.
Mientras se expresan libremente les podemos ir diciendo lo importante que son los colores, lo bonitos que se ven cuando están juntos, pero que cada uno tiene un significado que más tarde contaremos.
SESIÓN DE ASANAS.
- Saludo al sol.
- Saludo a la luna.
- Postura por colores: El niño según el color de la tela que tenga, tendrá que realizar la postura de algo que sea de ese color, un animal, un objeto... Cuando diga cambio soltarán su pañuelo y cogerán otro para hacer otra postura diferente. Podemos dejarles que hagan posturas que ya conocen o que se las inventen ellos mismos.
Antes de empezar a contar el cuento, una actividad divertida es enrollar a los niños con hilos de colores, que una vez acabado el cuento tendrán que quitar y clasificar según color y emoción en su tarro de cristal correspondiente. Es una buena idea porque a los niños les encanta, y como "no pueden moverse" (si no estropeamos la bonita obra de arte), aprenden a trabajar en equipo y están mucho más atentos al cuento. Eso sí, hay que estar pendiente de si a algún niño no se siente a gusto con ello, para no enredarlo a él. Yo ese día no lo hice por que no me dio tiempo a conseguir los hilos de todos los colores, pero lo tengo hecho varias veces y lo disfrutan mucho.
EL CUENTO. ACTIVIDADES.
- Leemos el cuento mientras explicamos algo sobre cada emoción, y hacemos preguntas como: ¿Quién se sintió triste alguna vez? ¿Vosotros como el monstruo también os enfadáis? ¿Qué os pasa cuándo estáis enfadados?
- Les leo 10 situaciones para que las relacionen con su emoción-color.
- Baile de colores: Les damos a un niño un globo de un color diferente y dependiendo de la emoción/color que yo les diga se moverán de una manera o de otra. Si aprendemos a expresar las emociones con el cuerpo las expresaremos mejor. También clasificarán los globos que tengan que ver con ese color/emoción. Todos ayudarán a ello.
Si dijo "rabia" todos mirarán donde están los globos rojos y los juntarán, para después hacer el movimiento de esa emoción con su cuerpo. Los movimientos son estes:
Rabia: Andamos pisando fuerte con cara de enfadados, gritando alto y pataleando.
Alegría: Saltamos muy alto, sonriendo y tatareando una canción que nos gusta.
Tristeza: Andamos muy despacio con la cabeza baja y a veces lloramos.
Miedo: Sentados con las piernas flexionadas abrazándolas, escondiéndonos.
Calma: Tumbados en el suelo sonriendo y muy tranquilos, respiramos despacio.
Nervios: Nos movemos muy rápido y hacemos que temblamos, nos cuesta estar quietos.
Amor: Paseamos mostrando cariño a los compañeros, abrazando y dando besos si queremos.
- Rincón emociones: Desde esta clase les presento uno de los nuevos rincones de las emociones a través de las telas. Si un día en clase llegan tristes pueden ponerse la tela azul a modo de capa para que los demás lo sepamos, o ponerse la amarilla para pasar de tristes a contentos. Les ayuda a gestionar sus emociones más fácilmente, y se dan cuenta que todos en algún momento pasamos por todas ellas.
Tumbados en las colchonetas tapados con un pañuelo se imaginarán un lugar precioso lleno de colores. Mientras se concentran en su respiración sentirán como entra en ellos una preciosa luz con todos los colores. Como si en su interior naciera un arco-iris enorme y luminoso que va de dentro hacia fuera. Se visualizarán a ellos mismos en un lugar que les agrada y se fijan con detalle en los colores de todo lo que los rodea. Poco a poco les voy guiando la relajación para que se repitan afirmaciones positivos hacia ellos mismos como "Cada vez me siento más tranquilo", "Hoy me siento muy bien conmigo mismo" "Soy un niño sano y feliz", "El arco-iris que hoy siento me alegra y me da energía", etc. Mientras les voy acariciando uno a uno con una tela grande de la cabeza a los pies.
MANDALA.
Con los niños pequeños suelo finalizar la clase con un mandala o dibujo especial para colorear o inventar. Esta vez para que se llevaran el recuerdo creé un mandala con el monstruo de colores del cuento y les encantó. Pongo música de relajación o clásica y se les deja que coloreen libremente el mandala, sin intervenir si ellos no te lo piden.
ABRAZOS.
Y como no, acabamos la clase con amor. Nos despedimos con un montón de abrazos y besos que nos damos entre todos los que nos apetezcan. Nunca obligo a un niño a que de un abrazo a otro o a mí, sólo pregunto ¿Quién quiere un abrazo? Y normalmente todos se abalanzan sobre mí y otros compañeros. Pero siempre tiene que ser es algo voluntario.
¿Quiéres descargar el mandala que usé en mis clases? ¡Te regalo 3 modelos!
Espero que te haya gustado mi idea de clase con este monstruo tan genial. Se pueden hacer muchas más cosas, pero creo que como introducción al cuento está bien. Ya tengo casi terminada una segunda clase sobre el cuento donde nos metemos todavía más a fondo con las emociones.
Si te ha gustado agradezco que lo compartas para que llegue a más gente.
Y si te animas a hacer alguna de las actividades, ¡no te olvides de mandarme tus experiencias y fotos!
Y si aun no tienes el libro, al final del post tienes el enlace afiliado para comprarlo por Amazon, en el que me ayudarás a mí a seguir trabajando más y mejor con el blog.
¡¡Gracias!!
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El reino de las emociones: una actividad para trabajar la Inteligencia emocional con Spotify
Spotify es de esas aplicaciones que utilizamos a diario y, pese a todo, conocemos bien poco de su potencial educativo. ¿Te habías planteado alguna vez que resultase útil para hablar de emociones? Sí, puedes trabajar la Inteligencia emocional con la conocida plataforma y además desde bien pequeños. Continúa leyendo, te cuento más.
Como sabes, la música tiene la capacidad de despertar nuestros sentidos y emocionarnos.Cuando escuchamos una canción o melodía, nuestro instinto natural es el de reconocer emociones y catalogar las piezas musicales. Así, es fácil escucharnos decir “esta canción es alegre” o “su melodía me resulta triste”. Somos muy receptivos a lo percibido a través del oído y, por eso, resulta es uno de los sentidos con mayor retención memorística.
Con esta actividad que te comparto, quiero mostrarte una vía para hablar con naturalidad de las emociones en el aula, tanto de las positivas como de “las no tan positivas”. ¿Te animas?
El reino de las emociones
Breve descripción:
“Dos reinos enfrentados han mezclado sus caballeros sin quererlo y solo la música será capaz de determinar a qué bando pertenece cada cuál. Esta les despertará las emociones para recordar a qué bando pertenecen. ¿Cuál será el tuyo?”
Edad recomendada: 5- 10 años.
Objetivos:
· Identificar matices emocionales en piezas de música (de cualquier tipo)
· Adquirir vocabulario emocional y aprender a expresar qué nos despierta una melodía.
Materiales necesarios: Spotify, altavoces, cinta adhesiva y tiza.
Preparación: ¡Vayamos por pasos!
1. Libera el aula de sillas y mesas. Marca en el suelo con cinta adhesiva dos círculos grandes confrontados: el reino de la alegría y el reino de la tristeza.
2. Vigila que quede suficiente espacio fuera para que los alumnos puedan andar cómodamente.
3. Selecciona un listado de canciones que creas que tus alumnos pueden reconocer como alegres o tristes y ponlas en una lista de Spotify, una lista neutra.
4. Después crea dos listas más: “La lista del caballero alegre” y “la lista del caballero triste”. De momento, quedarán sin nada.
Empezamos la actividad:
1. Pide a tus alumnos que se coloquen en un lugar del aula confortable y cierren los ojos.Durante 30 segundos permanecerán con los ojos tapados escuchando la primera canción de la lista neutra.
2. Pasado este rato, tú los avisarás y al grito de “caballeros, vayan a sus reinos”,empezarán a moverse por el espacio hasta llegar al reino con el que identifican la canción. Es importante que, si para ellos esa melodía es triste o alegre, así lo muestren con su expresión corporal.
Si la melodía es melancólica; puedes animarlos a arrastrar los pies, ir con la cabeza guacha o moverse lentos. Si es, en cambio, dinámica y alegre; recomiéndales que rían, bailen o salten.
Realizar este tipo de “caricaturas emocionales” es muy bueno para que aprendan sobre el reconocimiento de las emociones en uno mismo y en los demás. Esto les aporta una base para el desarrollo de la empatía, entre otras muchas cualidades.
Por otro lado, debes saber que la tristeza es una de las emociones que tratamos menos con los alumnos, por miedo quizás, y es contraproducente. Los niños necesitan interiorizar que la tristeza es una emoción normal, que todos la sentimos de vez en cuando y, lo que es más importante, que se puede salir de ella. Por esto, es necesario que los adultos la citemos con naturalidad y no la obviemos de nuestras conversaciones.
3. Una vez haya finalizado la canción;pídeles que te digan cómo se han sentido y qué han recordado al escucharla. Da la opción también de no escoger entre un reino u otro, puede que se hayan sentido enfadados o asustados, por ejemplo.
4. Haz que voten en qué lista es más adecuado colocar esta canción, en la “lista del caballero alegre” o “del caballero triste”
5. Una vez hayáis acabado de escuchar todas las canciones que tenías preparadas, si son más mayorcitos, pueden votar la más alegre o triste y ordenar las demás de forma graduada.
Te propongo que vayas ampliando los reinos (reino de la vergüenza, del miedo o del enfado) según tus alumnos vayan adquiriendo vocabulario emocional. Para esta actividad es muy importante que les recuerdes que las emociones son únicas en cada uno siente de distinta forma. Finalmente, puedes ampliar las listas de Spotify con las sugerencias que te hagan los estudiantes y disfrutarlas cuando lo necesitéis.
Sentimientos y emociones de los niños
5 heridas emocionales de la infancia que marcan la adultez
Las situaciones, conflictos y problemas que vivimos durante la infancia, no siempre se quedan enterrados en el pasado. De hecho, muchas de esas vivencias se quedan enquistadas en lo más profundo del inconsciente y desde ahí ejercen su influjo sobre nuestra vida cotidiana, aunque la mayoría de las veces ni siquiera somos conscientes de ello.
Cuando sufrimos un trauma o una herida emocional, el niño que aún vive dentro de nosotros, continúa respondiendo como si estuviera en peligro, por lo que nos impide dar respuestas adaptativas, adecuadas a nuestra edad y nivel de madurez. En práctica, ante determinadas situaciones, ese niño asustado, humillado o abandonado, toma el control. Por supuesto, en esos casos, puede hacer más daño que bien.
La Teoría del Apego
Para comprender el efecto que los traumas y las heridas infantiles tienen en nuestra vida como adultos, debemos adentrarnos en la teoría del apego. Según esta, para entender el tipo de relaciones que establecemos en la adultez, es imprescindible mirar hacia atrás, hacia las relaciones que establecimos con nuestros padres o figuras importantes.
Según la teoría del apego, el comportamiento de los padres y las relaciones afectivas que establezcan con sus hijos, tienen profundas implicaciones en la forma en que los niños reaccionarán en el futuro. Esa relación afectiva sobrevivirá a lo largo del tiempo ya que es la base sobre la cual formamos nuestro “yo”. De hecho, en base a esa relación, construimos una serie de modelos internos que nos orientan y nos permiten interpretar el medio.
Cuando esa relación ha generado un apego seguro, existen grandes probabilidades de que nos convirtamos en personas abiertas y seguras de sí mismas. Cuando ese apego es evitativo, ambivalente o desorganizado, tendremos una visión distorsionada y negativa del mundo y de nosotros mismos, por lo que, a la larga, tendremos que afrontar más conflictos y no poseeremos los recursos psicológicos necesarios para hacerles frente.
Por supuesto, las heridas emocionales de la infancia no son un fardo que debemos arrastrar por siempre, pero es importante aprender a reconocerlas porque solo de esa forma, podremos sanarlas y continuar adelante.
Las heridas infantiles que más duelen en la adultez
1. El rechazo.
El miedo al rechazo surge tan pronto como el niño se da cuenta de que es una persona independiente de sus padres, aproximadamente a los dos años de edad. En ese momento, el niño comienza a buscar activamente la aceptación de las figuras que son importantes para él. Si estas personas le rechazan, se creará una herida emocional difícil de cicatrizar ya que genera la creencia de que no es suficientemente bueno ni digno de ser amado. El rechazo en la infancia provoca la descalificación hacia uno mismo y genera una baja autoestima. Se trata de personas que tienen continuamente miedo a fracasar y que necesitan imperiosamente la aprobación de los demás.
¿Cómo sanar esta herida?
Comienza a valorar tus habilidades positivas y logros. Poco a poco, atrévete a arriesgar y tomar decisiones por ti mismo. Te darás cuenta que a medida que ganas seguridad, la opinión de los demás deja de condicionarte. De esta forma, comenzarás a vivir más plenamente, haciendo lo que de verdad te gusta y apasiona.
2. El abandono.
Los niños necesitan a otras personas para crecer, solo a través de ese contacto se forma adecuadamente su personalidad. Sin embargo, si sus padres siempre han estado ausentes, aunque sea desde el punto de vista emocional, ese niño se sentirá abandonado, no tendrá un apoyo a quien recurrir cuando lo necesite. Por eso, las personas que han vivido experiencias de abandono en su infancia, suelen ser inseguras y desarrollan una dependencia emocional, basada en un profundo miedo a que les vuelvan a abandonar.
¿Cómo sanar esta herida?
Ante todo, es importante que aprendas a estar a gusto contigo mismo. No es necesario que siempre tengas a personas a tu alrededor, a veces, la soledad es buena consejera. Recuerda que a lo largo de la vida, nos encontramos con muchas personas y es normal que en cierto punto nuestros caminos se separen. Aprende a abrazar los cambios y desarrolla una visión optimista de las relaciones interpersonales, es posible que al doblar de la esquina haya alguien fabuloso esperando conocerte.
3. La humillación.
Se ha demostrado que el rechazo y la humillación social, no solo provocan sufrimiento sino un dolor a nivel físico ya que esta sensación comparte los mismos circuitos cerebrales que el dolor. La humillación ya resulta difícil de sobrellevar para un adulto, por lo que para un niño puede ser una herida atroz. De hecho, es probable que aún recuerdes un hecho de tu infancia en el que te sentiste humillado. Si esa situación se repite con frecuencia, es probable que la persona termine desarrollando un mecanismo de defensa que la convierta en un ser tiránico y egoísta, se trata de una coraza para defenderse de humillaciones futuras.
¿Cómo sanar esta herida?
En este caso, es importante aprender a perdonar. Solo cuando dejamos ir el rencor que hemos guardado durante años, podemos encontrar nuestro verdadero “yo”, que no es un niño asustado que necesita defenderse sino un adulto seguro de sí, que conoce sus capacidades y no duda en defender sus derechos de forma asertiva.
4. La injusticia.
Hace poco se descubrió que los niños muy pequeños, de apenas 15 meses, ya tienen un sentido de la justicia lo suficientemente desarrollado como para catalogar una situación como desigual o igualitaria. Por eso, recibir una educación en la que han sido víctimas de injusticias constantes, lacera profundamente su “yo”, transmitiéndoles la idea de que no son merecedores de la atención de los demás. Un adulto que sufrió injusticias de niño puede convertirse en una persona insegura o, al contrario, en alguien cínico que tiene una visión pesimista de la vida. Esta persona tendrá problemas para confiar en los demás y establecer relaciones porque, inconscientemente, piensa que todos le tratarán mal.
¿Cómo sanar esta herida?
Es importante aceptar que las injusticias que se hayan cometido en la infancia, no tienen por qué repetirse en la adultez. Comprende que ahora cuentas con otros recursos para hacer valer tus derechos y recibir un trato mucho más justo.
5. La traición.
Una de las cosas que no perdonan los niños, es haber sido traicionados, sobre todo por sus padres. Sin embargo, se trata de una situación bastante común ya que muchos padres hacen promesas que luego no cumplen. De esta forma, generan en el niño la idea de que el mundo es un sitio poco fiable. Sin embargo, si no logramos confiar en las personas, nos convertimos en ermitaños, aislados del mundo, que nunca podrán lograr nada y que se sentirán profundamente solos. Estas personas normalmente se comportan de manera fría, intentan construir un muro en sus relaciones interpersonales y no dejan que los demás entren en su intimidad.
¿Cómo sanar esta herida?
El hecho de que las personas en las que debías confiar te hayan defraudado, no significa que todos lo harán. Para construir relaciones sólidas, es necesario dejar entrar a los demás en tu vida y confiar en ellos. Solo cuando eres capaz de entregarte, los demás se entregarán a ti.
¿Qué diferencias hay entre la inteligencia emocional y la educación emocional?
Las características de la llamada inteligencia emocional son: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás. El grado de dominio que alcance una persona sobre estas habilidades resulta decisivo para determinar el motivo por el cual ciertos individuos prosperan en la vida mientras que otros, con un nivel intelectual similar, acaban en un callejón sin salida.” David Goleman- Inteligencia emocional.
La educación emocional es “una formación integral que incluya de los aspectos emocionales y de relación interpersonal, porque los aspectos emocionales están íntimamente vinculados con el rendimiento académico y el bienestar personal. El Informe Delors (UNESCO 1998) afirma que la educación emocional es un complemento indispensable en el desarrollo cognitivo y una herramienta fundamental de prevención, ya que muchos problemas tienen su origen en el ámbito emocional.” Escudé- L´educació emocional.
El desarrollo de esta dimensión emocional empieza en la infancia, hay determinados temas que ocultamos a los niños, la muerte es uno de ellos, y esto es un error; no se han de inventar mundos fantásticos para los que nos han dejado, y se ha de tratar de inculcar al niño que es un proceso natural. Lo mismo sucede con el dolor y la aflicción, los niños, aunque no en su totalidad, pueden entender estos estados anímicos, y viéndolos como procesos naturales, sabrán sobrellevarlos mejor en el futuro, mejor que si se les oculta o se les hace ver estas situaciones como anómalas, cuando están implícitas en la condición humana. La comprensión de estas circunstancias ayudará al niño a conocer mejor su propia naturaleza y a expresarse. Parte de la educación emocional es también el capacitar al niño para relacionarse con los demás sin discriminación alguna, no se ha de reprender al niño dándole órdenes y directrices; si no quiere jugar con alguien que ve como “diferente” se le ha de hacer reflexionar, preguntarle por qué lo ve distinto a él o a ella, y demostrarle que no lo es; lo mismo pasaría con las mentiras, se intentaría que el pequeño recapacitara sobre los motivos que lo han llevado a mentir. Perfectamente aplicable sería este sistema también a los episodios de rabieta. Pudiera parecer que en edad infantil esta dinámica es imposible, pero no lo es, los más pequeños están perfectamente capacitados para aprender a través de porqués; y en la práctica, cierto es que deberemos adaptarnos a las cualidades de cada niño.
A través de estos ejercicios introspectivos ayudamos al niño a encontrarse con su espíritu crítico y a trabajar en consonancia con sus sensaciones y percepciones del mundo exterior, así como a valorar sus actuaciones y a familiarizarse con el funcionamiento de la realidad. Adquirirá de este modo una capacidad para controlar y proyectar sus sentimientos y sensaciones respetando las convenciones sociales y, sobre todo, ayudándose a sí mismo a desarrollarse, al saber reflexionar sobre sí y sus capacidades, y conocerse en profundidad.
En cuanto a la adquisición en la primera escuela de estas capacidades, no es necesaria la creación de una asignatura ex profeso, sino yuxtaponer las lecciones sobre emociones y sentimientos a las materias ya existentes, para de esta manera estimular la inteligencia emocional y sentar las bases para su futuro desarrollo. Se trabajará a través de debates y, sobre todo, a través de la actividad asociativa de conceptos y percepciones individuales que después se pondrán en común en el aula, por ejemplo un hilo conductor puede ser un cuento y la caracterización individual de los personajes (qué hacen bien, qué hacen mal, por qué…) con el posterior coloquio y actividad reflexiva común. Las actividades creativas son una fuente perfecta para la estimulación de esta inteligencia, la oportunidad para el niño para expresar su yo interior.
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