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martes, 17 de mayo de 2016

¿Qué diferencias hay entre la inteligencia emocional y la educación emocional?

Las características de la llamada inteligencia emocional son: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás. El grado de dominio que alcance una persona sobre estas habilidades resulta decisivo para determinar el motivo por el cual ciertos individuos prosperan en la vida mientras que otros, con un nivel intelectual similar, acaban en un callejón sin salida.” David Goleman- Inteligencia emocional.
La educación emocional  es “una formación integral que incluya de los aspectos emocionales  y de relación interpersonal, porque los aspectos emocionales están íntimamente vinculados con el rendimiento académico y el bienestar personal. El Informe Delors (UNESCO 1998) afirma que la educación emocional es un complemento indispensable en el desarrollo cognitivo y una herramienta fundamental de prevención, ya que muchos problemas tienen su origen en el ámbito emocional.” Escudé- L´educació emocional.
El desarrollo de esta dimensión emocional empieza en la infancia, hay determinados temas que ocultamos a los niños, la muerte es uno de ellos, y esto es un error; no se han de inventar mundos fantásticos para los que nos han dejado, y se ha de tratar de inculcar al niño que es un proceso natural. Lo mismo sucede con el dolor y la aflicción, los niños, aunque no en su totalidad, pueden entender estos estados anímicos, y viéndolos como procesos naturales, sabrán sobrellevarlos mejor en el futuro, mejor que si se les oculta o se les hace ver estas situaciones como anómalas, cuando están implícitas en la condición humana. La comprensión de estas circunstancias ayudará al niño a conocer mejor su propia naturaleza y a expresarse. Parte de la educación emocional es también el capacitar al niño para relacionarse con los demás sin discriminación alguna, no se ha de reprender al niño dándole órdenes y directrices; si no quiere jugar con alguien que ve como “diferente” se le ha de hacer reflexionar, preguntarle por qué lo ve distinto a él o a ella, y demostrarle que no lo es;  lo mismo pasaría con las mentiras, se intentaría que el pequeño recapacitara sobre los motivos que lo han llevado a mentir. Perfectamente aplicable sería este sistema también a los episodios de rabieta. Pudiera parecer que en edad infantil esta dinámica es imposible, pero no lo es, los más pequeños están perfectamente capacitados para aprender a través de porqués; y en la práctica, cierto es que deberemos adaptarnos a las cualidades de cada niño.
A través de estos ejercicios introspectivos ayudamos al niño a encontrarse con su espíritu crítico y a trabajar en consonancia con sus sensaciones y percepciones del mundo exterior, así como a valorar sus actuaciones y a familiarizarse con el funcionamiento de la realidad.  Adquirirá de este modo una capacidad para controlar y proyectar sus sentimientos y sensaciones respetando las convenciones sociales y, sobre todo, ayudándose a sí mismo a desarrollarse, al saber reflexionar sobre sí y sus capacidades, y conocerse en profundidad.
 En cuanto a la adquisición en la primera escuela de estas capacidades, no es necesaria la creación de una asignatura ex profeso, sino yuxtaponer las lecciones sobre emociones y sentimientos a las materias ya existentes, para de esta manera estimular la inteligencia emocional y sentar las bases para su futuro desarrollo.  Se trabajará a través de debates y, sobre todo, a través de la actividad asociativa de conceptos y percepciones individuales que después se pondrán en común en el aula, por ejemplo un hilo conductor puede ser un cuento y la caracterización individual de los personajes (qué hacen bien, qué hacen mal, por qué…) con el posterior coloquio y actividad reflexiva común. Las actividades creativas son una fuente perfecta para la estimulación de esta inteligencia, la oportunidad para el niño para expresar su yo interior.

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